Hacia la última década del siglo XIX el Perú de 1879, recibe la declaración de guerra por parte de la República de Chile, época que enturbiara la débil democracia y paz de los ciudadanos peruanos tan necesaria para el desarrollo cultural humano y cristiano.
Esta guerra empezó un 5 de Abril de 1879 que duró hasta el 20 de Octubre de 1883, dejando devastada a toda la Nación con el dolor profundo de la pérdida de sus caídos en batalla que defendían la dignidad nacional.
De allí, que ha de empezar su reconstrucción nacional bajo el gobierno del Señor Presidente Mariano Ignacio Prado.
El 18 de Setiembre de 1883 parte rumbo al Callao en el vapor Inglés Islai, la Insigne Dama Quiteña Señorita Rafaela de la Pasión Veintemilla Villacìs, hermana del Presidente del Ecuador, el General Don Ignacio Veintemilla, ella después de haber sufrido cárcel por espacio de 8 meses y por motivos ajenos a su voluntad es expatriada voluntariamente de su país natal, encontrándose con una Lima devastada por los estragos de la Guerra con Chile.
En este contexto surgen grandes necesidades materiales, espirituales y morales de toda la población recayendo su mayor preocupación en las niñas y jóvenes en peligro moral.
Hacia el 20 de Octubre de 1883, se firma el Tratado de Ancón, concluyendo así definitivamente las diferencias limítrofes Chile.
En 1894 Rafaela de la Pasión Veintemilla, conoce al R.P. Eustasio Esteban, de la Orden de San Agustín, religioso ejemplar con quien inicia una relación de amistad en la Iglesia de San Agustín de Lima, haciéndolo su confesor Ordinario y Director Espiritual. Madre Rafaela le manifiesta a su Director que se siente llamada para fundar una familia religiosa que vele por las niñas y jóvenes en peligro moral, así Padre Eustasio va perfilando aquella divina y le va mostrando el camino de su santa voluntad.
A mediados de 1895 esta llamada se hace realidad con la fundación del Instituto religioso de las Religiosas Agustinas Hijas del Santísimo Salvador, teniendo como fin fundamental y primordial la salvación de todas las almas redimidas por Cristo y como fin especial las Santa Obra de la Preservación de la Niñez y juventud en peligro moral.